Trabajo en eso que se dice tan fácil y parece difícil, dejar de juzgar, parece inherente a nuestra naturaleza, al menos a la mía.
Soy María Estela y recién lo empiezo a usar completo, básicamente aquí y eso me ilusiona.
Por lo general he sido Estela.
Se siente pesado, muy fuerte, rígido, más al pasar de los años.
Ella, mi madre era Estela, así a secas, sin otro nombre, no lo necesitaba, lo llenaba completo.
Ella cumplía años el 15 de Julio, yo el 14, el cumpleaños se nos festejaba juntas, crecí sintiendo que no tenía cumpleaños ni nombre propio.
Pude haber pedido, que se usara a mi favor el María en mi infancia, pero ni siquiera lo veía como posibilidad.
Era María Estela cuando se me llamaba la atención.
Maries con mis tías cuando me hablaban con cariño.
Estelita para mi papá y los vecinos de la infancia.
Después de la muerte de mi mamá, la vida se me des acomodó, cuando estudiaba Administración me di de baja a medio proceso y regresé un semestre después. Me pidieron presentarme de nuevo. Fue ahí donde la magia ocurrió.
Soy María, dije.
Desde mis entrañas sin pensarlo ni un segundo. Rarísimo, porque suelo sobre pensar. ¿Me urgía ser otra persona? Tal vez.
Con una inusual ligereza encarné un nuevo nombre, era una posibilidad de ser diferente. Tendría unos 20 años. Me divertí como nunca.
Entraba a las clases, también faltaba.
Hice nuevos amigos, reí mucho, a carcajadas, conocí el billar y una rocola, dediqué canciones. Cantaba en la noche de regreso a casa.
Me alejé de la culpa. No alcancé a encarnar completamente el María. Cuando escuchaba “Mari” no sabía bien si se referían a mí.
Concluí la escuela con el nuevo grupo y la historia del nuevo nombre terminó. De nuevo me convertí en Estela, con toda la formalidad que eso implicaba.
El nuevo reto era buscar trabajo y seguir “encarnando” una vida adulta.
Hace poco, como regalo de la vida, llevé a la expiación/constelación mi nombre, me entendí mejor, me vi y supe lo que quería desde ese día en adelante. Ahí te va la historia de mi nombre.
Pues resulta que, me llamo Estela por un viejo amor de mi abuelo materno. Cuento corto.
Cuento largo, mi abuelo le pide a mi abuela ponerle a mi mamá Estela en honor a un viejo amor que quiso mucho y mi abuela acepta, se me dijo que mi abuela era muy segura y claro que aceptó sin bronca alguna, total, el hombre lo tenía ya ella. ¿Queeee? ¡Tantita madre digo yo! (Les dije que me cuesta eso de “no juzgar”)
Luego mis papás deciden ponerme Estela como mi madre. ¿Y María?.....
En el corazón de mi papá…. María por mi abuela, su madre. En el de mi mamá, por su religiosidad, por la virgen.
Es aquí donde sentí la magia, mi abuela Mary ha resultado ser eso que yo encarné por poco tiempo en mis 20´s, lamento tanto no haber convivido mucho con ella, la percibí sabia, serena, completa, dichosa de estar viva. Madre de 8 hijos, amorosa como nadie, consentidora, con ella y con los demás, nos daba dulces y galletas cada vez que nos veía. Tomaba su siesta religiosamente en las tardes para estar entera para los demás, con la casa llena de flores porque tenía la mejor mano para las plantas, en un rincón de su casa tenía un altar, echo a su medida, con un Dios muy de ella y para ella, no la recuerdo apegada a dogmas ni al deber ser. Murió hace relativamente poco, la extraño y se que su recuerdo es medicinal para mí. No es que su vida fuera más fácil que la de los demás, es que era sabía, es que disfrutaba y le ponía buena cara a la vida.
Regresando a la expiación/constelación de mi nombre…. se me preguntó si había más Estelas en la familia, incluso en la de mi esposo. Aquí viene también una extraña historia. Mi suegra se llama Griselda, pero en su casa sus hermanos y padres le llamaban Estela, dentro de su familia y para muy allegados siempre fue Estela y en el afuera Gris. No sabemos bien la razón, pero seguramente se quiso traer al sistema a alguien excluido en el pasado. ¿Whaaaaat? ¡Veo un conflicto de personalidad acercándose! Ok, estamos para saber, no para juzgar……
Fue entonces que yo pude ver la importancia de las ex parejas en nuestras vidas y en las generaciones venideras. Entendí que se les incluye de un modo o de otro cuando fueron muy importantes, suena fuera de lugar, pero lo hacemos por amor. Lo mejor es agradecerles, por lo que fueron y la enseñanza que dejaron, porque se marcharon o se hicieron a un lado o no fueron elegidos y luego gracias a eso movimiento, se formó una nueva familia.
Se me dijo que para mi mamá debió ser difícil llevar ese nombre y convivir así con mi abuela, viendo constantemente en ella a la novia de mi abuelo. Yeiiii obtuve más información de mi mamá.
Yo decidí ser y sentirme más como María Estela, ser más divertida, más libre, estar más en contacto con la naturaleza, enjuiciar menos, reír más, ser más generosa.
PD… Para acabarla… le pusimos a mi hija también Estela hahahah, en mi defensa diré que fue su papá quien se empeñó en el Estela sobre todo por la historia de su mamá, que es y no es Estela pero siempre quiso llevar ese nombre. Mi hija También se llama Abigail, ella es Estela Abigail, le encanta ser Abi. Yo, estoy más que de acuerdo.
Mientras escribo, me pregunto cómo era esa primera Estela, la ex de mi abuelo. La honro, la quiero ver como una mujer feliz, realizada, dichosa con lo que fue su vida y el nombre que nos heredó.
¿Te sabes el origen genealógico de tu nombre?
¿Te gusta? ¿Cómo lo vives?
Te leo feliz 😊
Qué bonito, muchas gracias por compartir, fue muy interesante. 🧡
Mi nombre es Luisa Angélica naci un 17 de octubre,
Mi primer nombre Luisa es por un tío, hermano de mi mamá que falleció el 31 de octubre del mismo año que nací, y a su vez el se llamaba Luis por un hermano de mi abuela, el nombre de Angélica como un derivado de Angeles que es el nombre de mi abuela paterna y como soy la segunda hija a la primera ya le habían puesto Angeles, mi nombre lo decidieron mis papas en el camión rumbo al registro civil para registrarme