Ya estamos casi a mitad de Enero, debo decir que no tengo propósitos de año nuevo bien definidos, no son 12, ni 10, ni 5. Veo la vorágine y rapidez con la que se enlistan resoluciones de una nueva forma de ser, estar, convivir y conquistar y me siento fuera de lugar.
Al pensar un poco en esto de los propósitos y mi resistencia a formularlos como una lista vacía, viene a mi mente la frase: “Vísteme despacio, que tengo prisa” (Al final te cuento a detalle lo que quiere decir). Amo los dichos populares, me recuerdan a mis abuelas; trato de mostrar esta riqueza oculta en nuestro lenguaje a mis hijos, tanto como puedo.
Regresando a los propósitos, en este 2025 sólo quiero serme fiel, ser constante a lo que me hace bien y he descubierto en los últimos tiempos.
Deseo escucharme y amarme incondicionalmente, en los días en que esté muy motivada y todo fluya, pero también en los que siento que todo apesta y me cueste encontrarle un sentido al quehacer diario.
Serme fiel a paso lento y constante, sin atropellamientos. Recordarme constantemente que, si bien no soy de azúcar, ya el cuerpo necesita otro ritmo, descansos, pausas, auto compasión y mirada interior.
Deseo escucharme para nutrirme, sin restricciones ni excesos, cuidando de mi cuerpo como el vehículo perfecto que me permite experimentar esta realidad. Aquí el reto no es comer sano y blablabla, el asunto me apasiona, antes escribía en mi amado NUTRICAMPEONES. Es más bien un tema muy mío, trabajar la percepción, mis constantes “todo o nada” para encontrar paz y salud en el balance.
Me propongo seguir disfrutando de la actividad física diaria, porque mejora mi estado de ánimo y mi claridad mental, aquí mi reto es otra vez “escucharme”, para no lesionarme al excederme.
Nutro mi espiritualidad con naturalidad más que en otras épocas, el estudio de un curso de milagros UCDM me encanta. Recién veo frutos de la disciplina de este afán, ha mejorado mi relación con la divinidad, la siento más cercana, si, cercana, porque mi “Diosa” empieza a tener presencia de madre.
Cuido mi mente con la práctica de zhineng qi gong, con el primer y segundo método que jamás me decepcionan, porque me ayudan a habitar con presencia al cuerpo, me maravillo cuando escucho crujir huesos en una práctica o siento con exactitud donde está el origen del malestar. Noto como este tema me causa una creciente fascinación, creo que conforme avanzamos en edad, el alma o “la mente” en UCDM nos pide ser vista y trabajada a fondo.
Me prometo constancia en la exploración de “la creatividad” como mi mejor medicina, porque hace mucho por mi salud mental. Dejé esta historia para el final porque puede ser lo que más trabajo me cueste, es algo nuevo en mi vida, a lo que incluso me he resistido.
El año pasado, tenía la encomienda de indagar sobre la creatividad en comunidad por recomendación de la terapeuta que hizo mi diagnóstico de autismo.
Fanny dijo como última recomendación:
“Estela, te sugiero buscar una actividad creativa en comunidad. Te va a caer muy bien ante este nuevo reconocimiento, de verdad lo necesitas”.
Por dentro yo ya me estaba negando aun sin intentar y de inmediato pregunté:
“¿Y si no lo hago, qué?”
La terapeuta tranquila contestó:
“Me temo que podrías caer en un episodio depresivo ansioso como antes”.
Me tomé en serio la recomendación, pero tenía resistencia, con desconfianza y sin emoción para ser sincera. Recibí mi diagnóstico el 1° de febrero y hasta mediados de julio de verdad me enfoqué. Sentía que no cabía en un lugar así, que yo no soy creativa, que en un grupo así están quienes de verdad tienen talento, que me costaría mucho integrarme o que no me aceptarían.
Como regalo de cumpleaños, en julio regresé al grupo de escritura creativa de la fabulosa Marcela Corral y un montón de cosas maravillosas pasaron desde entonces, aprendí a hacer collages, exploramos el libro “El camino del artista” de Julia Cameron, escribimos y hablamos en un sagrado grupo donde se aligera la carga, se comparten alegrías y la vida recupera un peculiar brillo. Volví a escribir gracias a esa bendita comunidad de “Pero primero escribo”.
Mi 2024 fue más feliz, profundo, reflexivo gracias a la magia de Marce y su poderosa comunidad. Hoy lo sé, escribir sana, alimentar la creatividad nos nutre de formas inimaginables, la vida mejora en muchos sentidos. ¡Inténtalo, no hay forma de equivocarse ni de echar a perder!
Luego de entrar al grupo de Marce entré a dos comunidades de lectura que me encantan porque uno de mis intereses especiales es leer. (Este tema da para muchos que contar). ¿Qué seríamos sin los libros?. En mi opinión son excelentes amigos, maestros y compañeros de vida. Hoy sé que las comunidades son mágicas, terapéuticas, son espacios seguros para compartir y crecer juntos.
Esta quiero ser yo en este 2025, la que no tiene propósitos nuevos aventureros exóticos, quiero consolidar el trabajo que vengo haciendo durante años, estoy empezando a cosechar frutos que llegan después de años de constancia.
Mi mejor regalo es conocerme y habitarme en total aceptación y paz. Me prometo cuidarme afinando la escucha interna, honrar mi curiosidad, alentarme con una mirada bondadosa.
Trabajar en mi para estar mejor con los demás, resolverme para entender a los otros, honrarme y atenderme con oportunidad para compartirme generosamente.
PD. Lo prometido, el detalle de “Vísteme despacio, que tengo prisa”
Contexto Histórico de la Frase
Si bien Napoleón Bonaparte es a menudo citado como el autor de esta frase, no existen evidencias concretas que confirmen su autoría. Algunas fuentes sugieren que la frase tiene orígenes más antiguos y podría provenir del siglo XVI o XVII, ligada a la sabiduría popular y a los dichos que enfatizan la importancia de la prudencia.
Interpretaciones y Connotaciones
El dicho «Vísteme despacio, que tengo prisa» se entiende comúnmente como una exhortación a la calma y al método, especialmente en situaciones donde la urgencia podría incitar a la precipitación. La paradoja implícita en la frase recalca que la rapidez no siempre se alinea con la eficiencia y que a veces, ir más lento es el camino más rápido hacia el éxito.
Impacto en la Cultura Popular
«Vísteme despacio, que tengo prisa» ha trascendido su contexto histórico y se ha integrado en la cultura popular contemporánea. La frase aparece en obras literarias, discursos políticos y es un mantra en la gestión de proyectos y el desarrollo personal, enfatizando la estrategia sobre la impulsividad.
Conclusión: Una Máxima Atemporal
La expresión «Vísteme despacio, que tengo prisa» continúa resonando en el siglo XXI por su atemporal sabiduría. Encarna la idea de que, incluso en un mundo que valora la velocidad, la deliberación y la precisión son esenciales para el éxito. Su presunta conexión con Napoleón Bonaparte solo añade a su peso histórico y atractivo, pero su verdadero valor reside en su capacidad para trascender el tiempo y el contexto, ofreciendo una guía valiosa para la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida.
Fuente: https://ultracabron.com/
¿Y tú? ¿Cómo te encuentras en este 2025?
Gracias por leer :)
Enero, en realidad, es un mes de transición. Después de fiestas a menudo lo que queremos es descansar, pero nos cargamos de listas interminables. Yo tengo un dibujo con la frase: "víveme despacio que tengo prisa".
Hermoso escrito ✨